Acá entran solo los que creen en dragones, en lápices que hablan y en la posibilidad de volar sin alas.
Pero ojo: no hay edad mínima ni máxima para la ternura desatada.
“Club peque lectores” es un refugio.
Un rincón suave donde la lectura es un juego que nunca termina en la última página.
Y donde las historias saltan de los libros a las ideas, y de las ideas… a cualquier parte.
Leemos con voces disfrazadas, con luces de colores, con las patas cruzadas y el corazón de par en par.
Escuchamos cuentos como quien escucha a un planeta contar su historia.
Y a veces, también los inventamos.
Este club no exige saber leer.
Solo saber imaginar.
Y querer compartirlo con alguien más.
Hay monstruos buenos, naves espaciales, abuelas sabias y gatos que saben idiomas.
Hay preguntas que no necesitan respuesta y respuestas que vienen con risa.
Y hay algo más:
una ternura contagiosa que, si no tenés cuidado, se te queda pegada para siempre.
Un rincón para compartir lecturas, cuentos, monstruos amigables y finales inventados.
Lecturas con forma de aventura
No leemos solo con los ojos.Leemos con la panza, con los codos, con la risa.
Acá los cuentos no son “para niños”.
Son para valientes que aún se animan a sorprenderse.
Un día nos visita un elefante que escribe poesía.
Otro, una nube que perdió el mapa.
Cada historia abre una puerta.
Y cada puerta, una invitación a jugar.
Historias que también se inventan
¿Y si la princesa no quiere casarse?
¿Y si el dragón se hace amigo del caballero?
¿Y si el final lo inventamos entre todos?
Acá no hay finales obligatorios.
Podemos cambiar personajes, dibujar nuevos mundos, reescribir lo que no nos gustó.
A veces escribimos con palabras, a veces con dibujos, a veces con silencios.
Todo vale.
Porque lo importante no es “cómo se hace”, sino atreverse a hacerlo juntos.
Un club con puertas abiertas
No hay carnet ni formulario.Para entrar solo hace falta curiosidad.
Podés venir con tu hijo, tu nieta, tu sobrino o tu vecino.
Podés venir sola, con ganas de recordar qué se sentía tener cinco años y una linterna mágica.
El Club peque lectores no tiene sillas asignadas ni libros obligatorios.
Tiene tiempo lento, orejas atentas y abrazos que no interrumpen los cuentos.
Y si una historia nos hace llorar, no pasa nada.
También eso es parte del juego.
P.D. extendida (para quien se anime a quedarse)
Este club no se apaga cuando termina el cuento.
Se queda encendido en las ganas de contar otro.
Y si te quedaste hasta acá, seguro tenés algo que contar, aunque todavía no lo sepas.
Podés traer un libro viejo, una historia inventada, un dibujo sin nombre o una palabra que te guste mucho.
Acá todo puede transformarse en cuento.
Porque cuando alguien narra y otro escucha…
ya empezó la magia.
Próxima parada:
Donde descansan las imágenes que nunca fueron.
Falsa bitácora de un hostal inexistente.
Falsa bitácora de un hostal inexistente.
Texto generado por ChatGPT en respuesta a interacciones personalizadas.
Cortesía de OpenAI.
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